En una entrevista exclusiva el pintor figurativo argentino se refiere a su obra, a los concursos de arte y a la figura del curador, entre otros temas. "Creo en una pintura que no necesite quién la explique redactando un largo exordio lleno de adjetivos y citas de frases de pensadores", sostiene.
Por Camila Reveco
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Argentina
Lo he dicho en varias oportunidades y la obra de este pintor argentino reafirma mi postura: la pintura figurativa está más viva que nunca gracias a exponentes virtuosos en todo el mundo. Este estilo pasa como una topadora frente a tantas propuestas reiterativas, frívolas, aburridas y vacías de contenido. Me refiero a la burbuja que cada día se infla un poco más (y no termina de estallar) del auto denominado “arte contemporáneo”
Pero vamos a lo nuestro: Gabriel Sainz nació en Buenos Aires, Argentina en febrero de 1967. Mostró interés por el arte desde niño y se formó en técnica de pintura con maestros de la talla de Antonio López, entre otros, demostrando tener un dibujo impecable, buena factura y oficio. La educación formal ya no enseña a pintar, hay que buscarse maestros, es la mejor decisión.
Conocí el trabajo de este artista argentino gracias a las redes sociales y me llamó mucho la atención los temas que elige y la manera particular que tiene al momento de representar nuestro entorno. Posee un mundo propio que surge de un amor genuino por la naturaleza y que demuestra la combinación de habilidades técnicas y creativas que resultan de un estilo muy personal. Su atención rigurosa la ha logrado después de años de estudio de la figura, la perspectiva y la composición.
Gabriel Sainz es dueño de una pintura depurada. Su obra está llena de sorpresas y se nota que detrás de cada pincelada hay un creador que puede hacer -también- poesía. El resultado es excelente y demuestra que la creatividad, la belleza y la imaginación están lejos de desaparecer y que son fuerzas que laten y luchan por escapar desde el interior de un verdadero artista.